El ejército de Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra, atravesó La Mancha buscando las huestes musulmanas. Un pastor indicó al rey Alfonso un paso por el que sin riesgo para el ejército pudo llegar a un lugar ventajoso para dar la batalla.
Los musulmanes formaban una inmensa media luna en cuyo centro estaba la tienda de Miramamolín, rodeada de gruesas cadenas y defendida por 10.000 negros, que formaban con sus lanzas un verdadero muro de hierro.
Al amanecer del día 16 de Julio de 1212, empezó la batalla, que estuvo igualada hasta última hora de la tarde, cuando el rey Sancho II rompió las cadenas que defendían al rey musulmán, y la guardia se dispersó.
Miramamolín tuvo que utilizar un burro que le prestaron para escapar de la muerte.
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